Estamos con el compañero Jose Pedraza y no descansaremos hasta que sea puesto en libertad

El ferroviario José Pedraza esperó en vano ayer por algún gesto de solidaridad de la conducción de la CGT tras su detención en la causa por el homicidio del militante del PO Mariano Ferreyra.

El haber compartido su última cena en libertad la noche del lunes con Hugo Moyano había entusiasmado a Pedraza con algún pronunciamiento de sus pares sindicales que nunca llegó. Lejos de la dura declaración con la que la cúpula de la CGT condenó dos semanas antes la detención de Gerónimo Venegas en la causa de los medicamentos adulterados, Moyano ordenó ayer a su tropa absoluto silencio y tomó abierta distancia de la situación judicial del líder de la Unión Ferroviaria.

“Son casos diferentes, acá estamos hablando de un homicidio”, lanzó ayer un dirigente cercano al camionero para justificar el silencio sindical en el caso Pedraza. No incluyó en esa explicación que la solidaridad cegetista con Venegas se produjo, además, en el marco de una causa en la que el propio gremio de Moyano está sospechado por el cobro irregular de reintegros del Estado a las obras sociales.

La detención del dirigente ferroviario en realidad tomó por sorpresa al camionero, que la noche del lunes compartió una cena junto a Pedraza y otros referentes de los gremios del transporte en el hotel del sindicato de la Fraternidad, en el barrio de Congreso, en el marco de un encuentro de la Federación Internacional del Transporte (ITF). “(Pedraza) estaba muy tranquilo, en ningún momento se mostró preocupado por su situación judicial”, contó uno de los dirigentes que participó del encuentro. Y agregó: “También nos sorprendió a nosotros la detención”.

Pese a ese diálogo constante con el ferroviario, Moyano optó ayer por evitar otra reacción orgánica de la CGT contra la detención como ocurrió con Venegas y pidió a los suyos seguir con tranquilidad la marcha de la causa. “No hubo ninguna reunión para tratar este tema ni la va a haber”, indicó otro referente cercano al camionero en un intento por despejar la expectativa sobre algún tipo de pronunciamiento en defensa de Pedraza. Desde la CGT confirmaron el encuentro que mañana mantendrá el consejo directivo de la entidad para analizar el plan nacional de viviendas que impulsa el Gobierno y el arranque de las paritarias, pero rechazaron que en ese marco vaya a evaluarse la situación judicial del líder ferroviario.

Sin embargo, en reserva, algunos dirigentes no ocultaron su malestar por el avance judicial contra la dirigencia sindical y volvieron a deslizar sospechas contra algunos sectores de la Casa Rosada. En esa línea, un gremialista consideró que tanto la detención de Pedraza como el arresto de Venegas se enmarcan en una misma estrategia de un sector del kirchnerismo que buscaría tomar distancia de la sociedad con Moyano de cara a la campaña electoral. “Están buscando lavar sus culpas”, ironizó el dirigente.
Más duras fueron las críticas lanzadas desde los llamados gremios “gordos”, el grupo sindical que integra Pedraza y que hace dos años se alejo de la conducción cegetista por sus diferencias con Moyano. “Llama la atención cómo están yendo contra Pedraza, esto está todo condicionado por la campaña”, comentó un dirigente de ese sector a la vez que se quejó por el silencio de la central sindical ante la detención del ferroviario.

Evidentemente la reacción de la CGT se mide por los intereses de Moyano. Reacciona duro por lo de Venegas en la causa de los remedios porque él está también en la cuerda floja, pero con Pedraza ni le dan pelota”, se quejó.
 Ante la detención de Pedraza y su segundo, Fernández,  Pitrola baila en una pata. Ven el campo libre para avanzar sobre la estructura sindical, sobre el gremio. Las huestes “Zurdas”, izquierdistas, progresista o como se denomine, han encontrado a imagen y semejanza a sus pares en La Campora y juntos, han empujado a sus fuerzas contra los tradicionales enemigos.
A eso de las 23 hs. allegados al lider de PO, junto con algunos jovens K, celebraban contenidamente la detención de “La cúpula” ferroviaria y proyectaban el avance hacia la conquista del gremio, juntamente con los trabajadores del subterraneo.
Al observar a algunos viejos políticos que incentivaban a los jovenes PO, inmediatamente mi mente se trasladó a otros tiempos aunque, regrese al momento para escuchar los comentarios del entretejido que la nota del Cronista señala (Más abajo) y que pone en una situación no previsible la organización y movilización del gremio.
“Si nos quedamos con el gremio, otro va a ser el que cante…”
Si estos “Trabajadores” se posicionan en el gremio, evidentemente pondrán en marcha un operativo acorde a su doctrina o ideología, que posiblemente, todavía tengan pincelazos de Mao o Lenín. Aquí el gobierno, tendrá que lidiar con los transversales, los camporitas y estos izquierdistas, progresistas, que justamente, son nos la columna vertebral.
Según comentan algunos trabajadores con muchos años dentro de los talleres, los que recién entraron, tercerizados, pertenecientes a este grupo, -no quieren- hacer tareas menores, “-dicen que están para cambiar viejas practicas y romper la organización de los viejos…al final, si ellos no quieren trabajar y dicen que nosotros no hacemos nada…entonce, quien trabaja, aparte, ellos no tienen idea de lo que es un buje o…?”
Esto ocurría en Adrogué, donde Juan Carlos Fernández es un vecino más y los jóvenes militantes del PO, pertenecían a los Talleres…
EL HOMBRE AL QUE LOS KIRCHNER CULPAN POR LA MUERTE DE NÉSTOR.
Cristina y Máximo Kirchner creen que la muerte de Mariano Ferreyra, asesinado el 20 de octubre pasado en una emboscada sindical, fue la causa principal del ataque cardíaco que una semana después terminó con la vida de Néstor Kirchner.
Por eso, ambos se habían comprometido a encontrar al autor intelectual del homicidio y siguieron paso a paso el cerco judicial que ayer provocó la detención del jefe del gremialismo ferroviario, José Pedraza. “Desde que murió Néstor, Máximo lo tenía a Pedraza entre ceja y ceja”, relató a El Cronista una fuente del Gobierno.
Esa es también la razón por la que la Presidenta le pidió a Hugo Moyano, titular de la CGT y buen amigo de Pedraza, que no accionara los resortes de la central sindical para defender al ferroviario como lo había hecho hacía dos semanas con otro detenido: Gerónimo “Momo” Venegas, de los peones rurales.
En la obsesión de Máximo y de la Presidenta contra Pedraza se pueden rastrear algunas de las líneas directrices que la muerte de Kirchner generó en esta etapa de la gestión de Cristina.
En las horas posteriores al crimen del joven Ferreyra, un intendente del conurbano bonaerense le acercó a Kirchner un testigo de identidad reservada, quien ingresó acostado en un auto al ministerio de Justicia que entonces comandaba Julio Alak.
Allí le tomó declaración la fiscal Cristina Caamaño y su testimonio fue clave para detener al barrabrava Cristián Favale (acusado de disparar) y al delegado ferroviario Pablo Díaz, acusado de armar una fuerza de choque y prometer la dispersión del grupo de tercerizados militantes del Partido Obrero, al que pertenecía el muchacho asesinado. Ese camino acusatorio conducía directamente a la figura de Pedraza.
El relato del testigo reservado y algunos datos aportados por la SIDE hablaban de un pacto entre el gremio ferroviario y la Policía Federal para dejar supuestamente una “zona liberada”, el barrio de Barracas donde balearon a Ferreyra e hirieron a tres militantes más del PO. La información dejaba mal parado al jefe de gabinete, Aníbal Fernández, por esos días a cargo de las fuerzas de seguridad.
Las versiones sobre la posibilidad de su renuncia se mantienen firmes desde entonces y arreciaban anoche tras la detención de Pedraza.
Luego vinieron los incidentes por las tomas de terrenos en Villa Soldati y Cristina aprovechó la conmoción social para crear el ministerio de Seguridad; poner a cargo a Nilda Garré y sacarle el manejo de la Policía Federal, la Gendarmería y la Prefectura a un golpeado Aníbal Fernández.
Pero la sorpresa mayor fue la llegada de Cristina Caamaño, aquella fiscal del caso Ferreyra, a la secretaría de Seguridad para trabajar junto a Garré. Esta última era una muy mala noticia para Pedraza.
Por consejo de Máximo, Cristina también designó en esas horas al abogado de 29 años Alejandro Julián Alvarez como secretario de Justicia, para trabajar junto a Alak.
Es un joven de la organización La Cámpora, el grupo que lidera el hijo de la Presidenta y que cada vez ocupa más espacios dentro del gobierno. Este núcleo de kirchneristas de segunda generación celebró ayer en silencio la detención de Pedraza por su carga simbólica relacionada con la muerte de Kirchner, pero también como verdadero signo de su ascenso irresistible hacia el poder K.